martes, 29 de junio de 2010

Un rico viajesote

Es mi ciudad favorita y sólo estuve ahí un par de días. Quizá exagere pero realmente me gustó Santa Cruz California. Es un little town perdido en el tiempo, suena medio hippie la verdad pero no hay manera de no desear quedarse en ese lugar.
Su downtown que se reduce a una calle larga con atractivas encrucijadas está llena de tiendas en ambas aceras, restaurantes de varias nacionalidades (o los clásicos de comida italiana, mexicana, greca, gringa, etc), un par de club nocturnos y varios cafés sumamente acogedores, tibios y con esa cualidad para echar el tiempo al confort interminable.
Fue tan sólo un fin de semana con mis primos y un tío que no sé si es mi tío, es hermano de mi tía, está pelado y es bastante chistoso en general; le dicen el donas (a quien le agradezco el paseo VTP).
Tiene una playa bonita, con muchísima gente y el agua súper fría hasta la cola. El primer intento para meterme fue un fracaso, apenas tocaron mis pies la orilla acuosa que se desliza una y otra vez y fue suficiente para sentir los dedos congelados. De verdad que parecía que le habían echado hielitos al agua, no entendía cómo es que los pinches gringous locos se podían sumergir en ella. Me recordó a otros pinches locos, finlandeses o no sé de dónde, pero esos que hacen huecos en la superficie de los lagos congelados y se tiran adentro desnuditos o con un minishorcito, que aunque trajeran cobijas no les iría menos pior. Bueno el caso es que desistí.
Eric, un morro latoso hijo del donas, no paró de joder tío, para que me metiera con él. Después de 11 minutos decidí volver a intentarlo, así lo hice y poco a poco comencé a caminar hacia el centro, mar adentro; cuando me llegó el nivel del agua a donde you know where, pensé: qué chingados estoy haciéndole caso a este mocoso, pero en una de esas la ola llegó con tal intensidad que ya mojadas las pelotas, ni poniéndolas al tendedero.
Me introduje al fin por completo, me clavé en una ola grande y fue una sensación increíble. Sentí como un millón de agujas picándome el cuerpo (creo que eso lo dice jack a rose en titanic, ahora veo cuan cierta y sabia es esta película, me he convertido, ya no blasfemaré en contra de James Cameron (a quien alguna vez lo confundí con Cameron Diaz ja, pero eso es otra historia)). Ok, el caso es que nunca me había metido en un mar tan helado y la experiencia de ello fue gratamente gratificante; eyyy. Si tienes la oportunidad hazlo, oooh haz sandwiches, también es bueno.
A la orilla de la playa está un pequeño y lineal parque de diversiones con su clásica atracción The Giant Dipper, la quinta montaña rusa más vieja en EU y que tiene en su construcción 52,698 metros de madera lamber. Está muy padre la mera verdá. Hay otros atractivos, juegos mecánicos clásicos, aquí todo es clásico, hasta la gente. Ves casi puro gringo pero muchos de ellos visten ropa vintage, es un viajesote al pasado, padrísimo al cubo.
Santa Cruz tiene buenos restaurantes, tiendas, atractivos como playas, diversión, antros, tiene arte, cine, teatro.. tiene todo. Quiero vivir ahí. Por si fuera poco este miércoles estará CocoRosie, y me mata no poder ir.


sábado, 19 de junio de 2010

Sesión, fotos con Anita y Karla



Algunas fotos tomadas en el defe. Modelos Ana Mora y Karla Rincón. Maquillaje y vestuario de Alejandro Rincón.






























viernes, 18 de junio de 2010

Regresando a las andadas, desde Vallejo Ca.

Vuelve a las andadas este monstruo que además de feliz es cagón. Mi último post fue desafortunado, me encontraba en un momento de profunda melancolía, anarquía y desilusión general. Desde entonces, es decir hace como 8 meses, no escribía nada para el blog y fue como olvidé mi antiguo usuario y contraseña. Al noveno mes, nació esta nueva criatura, de mismo nombre para no desorientar a la raquítica y siempre bien apreciable audiencia, en el que me dispongo a contar sobre lo que sucede y pienso, situado en una plurirrealidad fulgurienta ombligueada en Vallejo, California.

Como dice una canción de Camera Oscura Let´s get out of this country, me fui del rancho... para llegar a un rancho pior.
Pero al menos llego con más esperanzas y comodidades que las veces anteriores en los veranos canadienses. Acá vivo con mi tío Rogelio, mi tía lupita y unas tres docenas de niños inaguantables, adorables y ahorcables también porqué no.

El lunes visitamos la Jelly Belly factory, seguro la conoces hacen frijolitos de gomitas de todos los colores y sabores, no es para presumir pero probé uno sabor bugger, así es, de moco. Lo único que puedo decir es que después de constatar que el sabor era genuino, apacigüé mi curiosidad a sarta de chingadazos mentales y desistí de probar el sabor vomitada.
Sinceramente recuerdo haberme divertido más en mi visita a la marinela en mi infancia, al menos allá te daban una bolsa llena de gancitos y pingüinos, y no una mini bolsita de gomitas surtidas. El recorrido se limitó a una serie de 6 paradas para observar por televisores colgados el proceso del producto y una patética patriótica introducción de la formación de la compañía y de como el presidente Regan adoraba darle jelly belly beans a sus invitados más especiales... me la pelan él y sus gomitas, qué nosotros les damos tolondrones o alegrías al rey de España, a la reina de Inglaterra, ni a Evo Morales caray, a él le damos suetercitos tejidos por nuestros queridos y bien explotados indígenas sureños.

Si hay algo que me emputa de este país es su patriotismo, de verdad me enferma ver en cada pinche esquina y tienda de autoservicio su trapo colgado de barras y estrellas, me parecen todos una bola de inbéciles orgullosos de esta tierra, robada.. etc. qué despreciable. Cuándo han visto un perro que haga caca en todas partes y se la vaya a mostrar a su papá perro y su mamá perra y sus canes descendientes, y que les diga, ves esa mierda que está ahí, y allá.. todo eso lo hice yo, y un día serán tuyas. No mames, pues así es US, un perro cagón orgulloso de su desastre.

Y para callarme un poco, gozando del capitalismo que este país exhala hasta por los sobacos, ayer fui a Six Flags y me subí a todos los juegos que pude. La verdad estuvo increíble. Yo en mi vida nomás me había subido al Titán de Selva Mágica, y la Medusa de acá era por lo menos tres veces más alta, larga y atractiva. Estuve a punto de vomitar mis tres humildes quesadillas que desayuné en casa, pero no fue así.

Acá la vida no es más sabrosa, pero sí tremendamente calmada. Ya quiero ver en los periódicos que amanecieron 18 muertos en la barranca y otros 30 en una casa en Chapalita.. que chuy malverde nos ampare!